La primera vez que entro en la vivienda antes de la reforma, ya sabía que el edificio tenía algo especial. Muchos habrían visto una ruina, un edificio para demoler y volver a construir con materiales 100% nuevos. Por suerte, la propietaria veía lo mismo que yo: “Una vivienda con mucho encanto”, decíamos.

Comenzamos el proyecto con una premisa clara: conservar todo lo posible, mantener la esencia y extraer ese potencial que vimos desde la primera visita.

El resultado muestra este respeto por lo existente, nada más entrar en el vestíbulo en el que te recibe el suelo original formado por sillares de granito y las bóvedas originales. Subimos por las escaleras originales, formadas por piezas de granito, pizarra y travesaños de madera y nos recibe el muro lateral de ladrillo tosco original. Llegamos al gran salón en el cual se sustituyen las antiguas cerchas y vigas de madera que estaban en mal estado por otras cerchas y vigas de madera laminada para mantener la esencia de este espacio, sin duda el mejor espacio de esta vivienda.

Estoy seguro que los propietarios disfrutarán de cada rincón de esta vivienda.